En esta nueva entrada quiero abordar un tema que me preocupa especialmente, pues cada vez es más frecuente el hecho de que un compañero, en sus manifestaciones escritas u orales ante el Tribunal, haga alusiones directas al Abogado de la parte contraria. Y esto es algo que no podemos ni debemos permitir.
Las relaciones entre Abogados vienen reguladas en el artículo 12 de nuestro Código Deontológico, y en su primer apartado, nos obliga a mantener con el Abogado de la parte contrario un trato de respeto, lealtad y relación de compañerismo. Dicha relación de recíproco respeto y compañerismo se ve alterada cuando uno de los dos hace alusiones personales al Abogado contrario, pues a mi modo de ver mediante esa conducta, al márgen de ser grosera, se involucra directamente al compañero en los hechos que se debaten, en los cuales nunca debemos estar los abogados.
Por ello directamente el artículo 12.4 impone la obligación al Abogado de evitar cualquier alusión personal al Abogado contrario en sus manifestaciones orales y escritas.
Es frecuente que cuando a las comisiones de Deontología nos llegan asuntos de este tipo, los Abogados denunciados aleguen el derecho a la libertad de expresión en el ejercicio de defensa de sus respectivos clientes. A mi modesto entender no podemos ni debemos confundir una cosa con la otra.
Efectivamente la libertad de expresión es un derecho fundamental que es aún mas fundamental para los abogados en el ejercicio del derecho de defensa de sus clientes, pero en ningún modo puede ser absoluto e ilimitado. La libertad de expresión no puede ir mas allá de la buena fe respecto a los Tribunales y respecto a la parte contraria, no siendo lo importante lo que se dice sino la forma de decirlo, pues se puede decir lo mismo sin recurrir al insulto o descalificación, o cualquier tipo de alusión personal, al Abogado que tenemos enfrente.
Desde aquí animo a todos los compañeros que sufran este tipo de conductas por parte del «compañero» contrario a que lo denuncien, y digo bien, denuncien, a la Comisión de Deontología de sus respectivos colegios, pues solo de esa manera podemos poner fin a tan reprobables formas de proceder. Todos lo agradeceremos.
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Comparto totalmente lo que dices y la necesidad de poner coto a la cada vez mas común descalificacion hacia el compañero. No debemos olvidar que ambos letrados estamos haciendo nuestra labor, luchando por los derechos de los respectivos clientes ante un poder público. Los abogados no somos parte por mucho que en ocasiones nuestros honorarios los hagamos depender del exito del pleito.
Esta practica tan de moda de alusión al compañero, mas influenciada por las películas de Hollywood que por su efectividad procesal, debe ser eliminada. Eso sólo se conseguirá denunciando estos hechos y actuando con respeto al código deontologico, a la profesión y al compañero.
El cliente, aunque los hay deseosos de ver enfrentamiento (una minoria, por supuesto), no paga nuestros honorarios para presenciar guerras inútiles y sin trascendencia juridica para el buen fin del pleito.
Ole compañero! Le das voz a un problema de la profesión.
Muchísimas gracias. Eso intento. Un saludo
Buenas noches Guillermo,
Tienes toda la razón, llevo más de 25 años ejerciendo mi profesión, y lo que antes era respeto absoluto, trato agradable, de igual a igual, está empezando a perderse.
No se si es que en las universidades ya no se enseñan estos valores o si es cuestión de educación, pero sobre todo en las nuevas generaciones si que se aprecia, a veces sutilmente y otras evidentemente, una gran falta de respeto por el abogado de la parte contraria.
Me sumo a tu causa para tratar de volver a lo que antes teníamos.
Enhorabuena por tu blog.
Muchas gracias. Me alegro que te guste compañera. Se aceptan sugerencias sobre temas a tratar!!!
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